RESPIRA, ES UN MAL MOMENTO NO UNA MALA VIDA.

Hace unos 13 años, al día siguiente de llegar a España proveniente de una larga estancia en México y debido al estrés que produce una mudanza en tiempo record, un cambio de trabajo, de casa, de proyectos, 2 niños con menos de 2 años y unas 5 horas de diferencia horaria hizo que mi cuerpo colapsara. 
Después de cenar empecé a sentir un fuerte dolor encima del estómago, un dolor  insoportable que jamás había sentido. Pasado unos momentos al intentar controlarlo, el dolor se instaló entre el pecho y el estómago lo que provocó que ya no podía ponerme en pie ni enderezarme. La respiración me empezó a faltar y no me dejaba emitir palabra, caí arrodillada al suelo, el pánico contagió a los presentes que me preguntaban dónde estaban mis documentos para llevarme a Urgencias. Ya no podía hablar. En ese momento mi cuerpo entró en pánico y pensé que sin poder respirar poco tiempo me quedaba. Fue la segunda vez que pensé que me moría (la primera ya se las contaré) se me pasó por la cabeza primero mis hijos y luego mi madre. 

No recuerdo qué pasó de ahí en adelante, dicen que me desvanecí y justo cuando me llevaban a Urgencias recobré el sentido y cual “Niña del Exorcista” pude expulsar por mi boca lo que me estaba produciendo dolor. Mágicamente en cuestión de segundos todo volvió a la normalidad como si de una mala broma se tratara. La cara de sorpresa de todos era digna de inmortalizar.

Diagnóstico: ERGE (Enfermedad de reflujo gastroesofágico), producida por los cambios repentinos y por malos hábitos al comer, como no masticar bien o comer a deshoras. Pero el médico asombrado me dijo que nunca produce pérdida de la respiración que eso me lo produjo un ataque de #ansiedad al no saber lo que me pasaba y al no controlar mi respiración. 

Después de ese día tuve otros episodios parecidos pero supe controlarlos manejando mi respiración y no hubo ataque de ansiedad. Aprendí a conocer más mi cuerpo, a cambiar algunos sencillos hábitos e interioricé lo importante que es saber respirar en el momento adecuado. Por eso detente y respira.